domingo, 14 de diciembre de 2014

Incidencias varias

Cuando se tiene un perro, uno se arriesga a vivir algunas cosas malas, como son enfermedades, incidentes, pises en sitios indebidos, pelos por toda la casa y ciertos comportamientos indeseables. En caso de Enzo, la primera y gran incidencia fue la mordedura de un perro:

Tendría unos tres meses más o menos cuando nos decidimos a llevarlo a ver a otro perro (perra más bien), reconozco que no sabíamos prácticamente nada sobre psicología canina y nos lanzamos a la aventura sin más armas que nuestra ilusión de verlo jugar y divertirse.
Algo empezó a notarse en el ambiente cuando al entrar en el inmenso campo donde vivía la perra, ésta se puso tensa... y al abrirle la valla que limitaba sus movimientos fue directa a "reconocer" al cachorro recién llegado. Fue un momento terrible, algo que sucedió en pocos segundos pero que se grabó en nuestra memoria con todo lujo de detalles. Yo tenía atado a Enzo con la correa, pero él alcanzaba a estar con otra persona tumbado en su regazo. Cuando la vi acercarse el instinto me hizo tirar de la correa hacia mi, justo cuando ella clavaba sus dientes en la pata trasera izquierda y en la barriga de Enzo... posiblemente al tirar de él le hizo un desgarro bastante importante en la pata, pero si no lo hubiera hecho, quizás hubiera sido peor... conseguí separarlo de sus dientes y llevármelo en brazos hasta la casa, mientras la perra me perseguía y los demás intentaban hacerse con ella. Una vez a salvo, descubrí en mis brazos rastros de sangre y heces, y a Enzo temblando como una hoja de papel, los gritos que daba nunca se me van a olvidar, me daba hasta miedo mirarle la herida por lo que me pudiera encontrar.
Lo demás, lo recuerdo en medio de una nebulosa: llamada al veterinario, curas de urgencias y aquella enorme campana que le pusieron al pobre, que era más grande que él.
Al no tener todas las vacunas puestas tenía más riesgo de infección, y nos tocó vivir unas semanas de cuidados máximos, curándole con tanto mimo que nos olvidábamos de que era un perro (sólo un perro).
A día de hoy, solo una marca en su pata delata aquello que sentimos, aquella angustia, el miedo, las lágrimas y el sofoco de no saber qué pasaría. Y como consecuencia de todo aquello, lo protegimos tanto que no sabe relacionarse del todo con otros perros... de eso nos dimos cuenta con el tiempo, cuando empezamos a ver comportamientos extraños en él. Es importantísimo sociabilizar al perro desde el minuto uno, para que aprenda a ser perro, y a comportarse en cualquier momento.

Como ya he dicho, esto fue solo el primero de algunos disgustos, es algo que va de la mano junto a las cosas buenas, pero es inevitable sufrir por ellos y sentir angustia y miedo cuando los ves enfermos.
Enzo siempre ha sido un pupas, pues cuenta en su haber con infecciones de oídos, ojos, pezones, heridas en patas, morro y cuello, diarreas, vómitos y un largo etcétera... pero no por ello vamos a dejar de cuidarlo como él se merece, porque como siempre decimos, no es "solo un perro", es mi amigo, mi compañero de viaje, quien me acompaña cuando soy yo la que está enferma, el que me hace sonreír a diario (y no todos pueden decir algo así), quien me entrega lo mejor de si mismo a veces a cambio de nada, y quien completa mi vida al 100%, y me siento agradecida por tenerlo a mi lado aunque a veces me de disgustos, o me quede en vela pensando en su bienestar... yo sé que él me devuelve todo eso en forma de un amor pleno.


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